En 1969, se publicó la obra de Julio Cortázar titulada Último Round. En ella está incluido el cuento La inmiscusión terrupta, escrito en glíglico, un lenguaje inventado por él
"Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo.Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolioque se lo ladea hasta el copo.
– ¡Asquerosa! – brama la señoraFifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de saténrosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea yconsigue marivorearle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por unmomento horadra el raire con sus abrocojantes bocinomias. Por segunda vez se learrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le hadesmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, yasí pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma ycuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso estánarremulgandose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que seinmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
– ¡Payahás, payahás! – crona elelegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado dehalar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto ylas nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
– ¿Te das cuenta? – sinterrunge laseñora Fifa.
– ¡El muy cornaputo! – vociflama laTota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian comosi no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plenatetamancia; son así las tofitas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porquete desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas."
– ¡Asquerosa! – brama la señoraFifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de saténrosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea yconsigue marivorearle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por unmomento horadra el raire con sus abrocojantes bocinomias. Por segunda vez se learrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le hadesmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, yasí pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma ycuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso estánarremulgandose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que seinmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
– ¡Payahás, payahás! – crona elelegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado dehalar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto ylas nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
– ¿Te das cuenta? – sinterrunge laseñora Fifa.
– ¡El muy cornaputo! – vociflama laTota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian comosi no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plenatetamancia; son así las tofitas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porquete desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas."
A continuación puedes ver un corto inspirado en el relato, una propuesta de la directora coruñesa Sandra Rey:
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